Otro de los grandes problemas con los que todo amo canino tiene lidiar en más de una ocasión, es la administración de los medicamentos (ya sean pastillas, sobres o cualquier otra cosa) que nos ha recetado el veterinario a nuestro perro.
Una administración, que en la mayoría de los casos, a no ser que sean como uno de los últimos antibióticos de Yacky que sabían a ternera y se lo tomaba al momento, es una tarea tan larga y tediosa, que puede llegar a desesperar hasta al más paciente de los amos.
¿Qué se puede hacer para asegurarnos de que se toma su medicina?
Posiblemente a muchos de vosotros os suene mal, pero la única manera para conseguir que se tome su dosis y no nos la encontremos debajo de su cama o en su escondrijo secreto, es engañarle.
Si, tal y como suena, engañarle envolviendo la pastilla en algo muy sabroso como un poco de paté, jamón york o algo similar, que le impida detecta su presencia y se la trague sin darse cuenta. ¿Puedo echársela en su comida? Por supuesto, pero es un método menos efectivo que el anterior, ya que suelen darse cuenta mucho antes de ese elemento extraño que tal mal sabe.
Importante. No le dejéis ver cómo le preparáis la envoltura trampa, ya que son muy listos y pueden empezar a tragarse lo más rico, escupiendo la pastilla.
No consigo que se la tome así ¿qué hago?
Cambiar la pastilla de forma, machacándola con un mortero o algún utensilio similar que tengáis en casa. Así, por muy mala que esté la medicina en cuestión es casi imposible que la detecte.
Si por algún motivo, le han recetado sobres no te apures, ya que aunque son algo más complicados de administrar que las pastillas, también tienen sus trucos. Por ejemplo, usar siempre la cantidad mínima de agua en la que pueda disolverse, intentando dárselo en una sola toma con la ayuda de una jeringuilla.
Y tu ¿qué trucos usas para darle sus pastillas?