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Hoy en Mi perro, vamos a hacer referencia a uno de los elementos fundamentales en la vida de todo amo canino al que le guste salir de viaje con su mascota o tenga que visitar de forma rutinaria al veterinario, como es el: transportín.
¿Qué hay que tener en cuenta para elegir un transportín?
Fundamentalmente, hay que pensar en el tamaño que tiene nuestro perro, ya que hacer una elección a lo loco, sin tener en cuenta los centímetros que mide, no solo será malo para él, también para nosotros (si el animal no se encuentra cómodo, su estrés aumentará y nos será más difícil manejarle).
Es por eso, que es necesario medir a tu perro antes de hacer una elección tan importante o hacer una estimación aproximada de cuanto puede llegar a medir, si es un pequeño cachorro. ¿Cómo se cuánto va a crecer? Es algo que no es posible conocer de antemano, ya que hay muchos factores que influyen en él, pero podemos hacernos una idea consultando su estándar, viendo a sus padres u observando el tamaño que tienen sus patas (de una patita pequeña, no puede salir un Mastín)
Una vez que ya tengas hechos estos pequeños cálculos, ya puedes lanzarte a la compra del transportín ideal para tu perro.
¿Qué tipos de transportines existen en el mercado?
– El clásico: de plástico duro y con puerta delantera del mismo material o de metal. Es el modelo más antiguo de todos los que existen en el mercado. Su éxito reside en su gran resistencia y en su adaptabilidad a todo tipo de razas y tamaños.
– La evolución: plástico duro y con puerta superior del mismo material. Su forma es bastante similar al anterior y tiene la ventaja de poder meter al animal desde arriba (personalmente me gusta más que modelo de siempre). Ideal para perros de pequeño tamaño.
– El práctico: de tela y plegable, muy útil para irse de vacaciones a sitios donde no hay mucho espacio.
Y tú ¿cuál usas?
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