Hace muchos años, cuando Ricky (el perro de unos familiares) era un pequeño y peludo cachorro, se orinaba cada vez que nos veía aparecer por la puerta, a causa de la alegría que le producía nuestra visita. Esta situación, muy común en cachorros de edades muy tempranas, puede solucionarse con unas sencillas pautas.
Antes de contároslas, vamos a repasar las causas que pueden llegar a causar este pequeño problemilla.
¿Qué hace a un cachorro orinarse ante nuestra presencia?
La falta de control de los esfínteres del pequeñajo, algo que no comienza a adquirir hasta que pasan los 6 meses y cuyo descontrol suele estar producido por dos causas: la excitación y el miedo.
–Excitación, que puede estar producida por la alegría de vernos, desear coger su juguete favorito o cualquier otro tipo de actividad que lo ponga un poco más alterado de lo normal.
¿Qué hago? Tener la fregona a mano, ya que es algo que el pobrecillo no puede controlar y no va a servir de nada que le regañes. Si quieres ayudarle a superar este período de forma más tranquila, evita saludarle de forma efusiva (sabemos que son muy monos, pero hay que ser fuertes) y las situaciones que produzcan los escapes.
–Miedo, cuyas causas al igual que la excitación, pueden ser de muy diversa índole. Puede ser que nos tenga miedo a nosotros, los ruidos de los coches, truenos o a cualquier otra cosa que se encuentre en el entorno.
¿Cómo proceder en este caso? Con mucha tranquilidad, mimo y paciencia, ya que si nos ponemos nerviosos o le gritamos, lo único que vamos a conseguir, es hacer su temor mucho más fuerte y complicar mucho más la superación del miedo.
Para que pueda ver nuestra presencia, hay que acercarse a él con la mayor tranquilidad del mundo y dejar que sea él, quien inicie el contacto con nosotros. Nunca hay que forzar la situación, ni agarrarle para que se acerque a nosotros.