El GPS para perros se está convirtiendo en un accesorio imprescindible para muchos dueños, más cuando de vez en cuando vemos a personas pidiendo ayuda en las redes sociales para encontrar a sus mascotas perdidas.
Que un perro con un GPS se pierda es imposible, ya que lo vamos a tener siempre localizado con un margen de error muy pequeño.
¿Cómo funciona un GPS para perros?
Un GPS para los perros consiste en una pequeña “pastilla”, en un accesorio de pequeño tamaño que se coloca en collar y que llega una tarjeta SIM como la de los smartphones, que hay que comprar aparte.

En el mercado hay tarjetas prepago para este tipo de dispositivos, que ya vienen con saldo y que sirven para muchos meses, pero se puede poner la que más nos convenga siempre pensando en que el gasto es ridículo a final de año, más cuando nos puede evitar más de un mal trago.
Tienen una app con varias funciones
Todos los GPS vienen con su propia app, en la que podemos ver en tiempo real dónde está nuestro perro. De esta forma, si se nos escapa solo hay que abrir la aplicación y ver en el mapa dónde está con respecto a nuestra posición.
Además, todas estas aplicaciones suelen tener lo que se llama “valla virtual”, una zona que podemos marca en el mapa y de la que si nuestro perro sale recibiremos un aviso para ir a buscarlo.

También suelen guardar la actividad diaria del animal, por lo que podemos detectar problemas de salud nada más aparecer. Si un perro que se mueve mucho para de repente es que le ocurre algo y deberemos consultar con el veterinario.
No hay que confundir el microchip y el GPS
Hay personas que confunden el microchip, que es obligatorio, con el GPS y creen que gracias a ese chip que se implanta a los perros cuando son cachorros van a poder localizar a su mascota si se pierde.
La principal diferencia entre un microchip y un GPS para perros es que el primero no emite una señal que pueda ser localizada a distancia, con un teléfono como ocurre con los GPS específicos para perros.
Es cierto que sí que emite una señal, y de ahí la confusión, que solo se puede leer con un aparato específico que tienen los veterinarios, los refugios y las autoridades, pero para hacerlo el chip y el aparato tienen que estar pegados.

Al pasar el lector por el cuello del perro se ve un número que está asociado al dueño del animal, a su dirección y a su teléfono, por lo que si el animal termina en una clínica veterinaria, en un albergue o en manos de la Guardia Civil se dará aviso al propietario para que lo recoja.
En el caso del GPS el dueño no tiene que esperar a que nadie encuentre a su perro, sino que solo entra en la aplicación para ver dónde está en ese momento e ir a por él, cambiando la ubicación del animal en tiempo real mientras nosotros salimos a buscarlo.