Stubby

Historias con perro: Stubby, el perro que llegó a sargento

Dejamos atrás la populosa Madrid de finales del siglo XIX y a Paco, para meternos en el interior de las peligrosas trincheras defendidas por las tropas americanas en la I Guerra Mundial. ¿Para qué nos vamos hasta allí? Para contar la historia del valeroso Sargento Stubby.

Stubby

¿Quién es el Sargento Stubby?

Aunque su graduación en el ejército americano puede llevar a pensar que se trata de una persona de carne y hueso, lo cierto es que el Sargento Stubby se movía de la misma manera que lo hace ese que tienes acurrucado junto a ti en este momento. Si amigos, Stubby era un perro, concretamente un Boston Bull Terrier, que por méritos propios consiguió los mismos reconocimientos los grandes héroes de guerra.

Adoptado por uno de los soldados del 102º regimiento de infantería, Stubby viajó de incognito hasta el Frente Occidental en la primera de las dos grandes guerras. Allí, tras recuperarse de varios percances, se convirtió en una pieza fundamental para sus compañeros de trinchera, gracias a su gran olfato e increíble oído.

¿Qué hizo tan especial a Stubby?

Su capacidad para avisar a ladrido limpio a su dueño y el resto del regimiento, de la llegada inminente de un ataque con gases tóxicos o la caída de un obús lanzado por el enemigo. Pero no solo era un eficaz vigía, también ayudaba a encontrar a los caídos en el campo de batalla y daba ánimos a sus compañeros para que siguieran defendiendo sus posiciones.

Stubby condecorado

Terminada la I Guerra Mundial, volvió a su país natal, los Estados Unidos, fue reconocido como el gran héroe que era, participando en todo tipo de actos militares y civiles, en los que era aclamado por la multitud.

Siete años después de su regreso triunfal, Stubby moría plácidamente mientras dormía, siendo disecado por su dueño y posteriormente donado a mediados de los años cincuenta del pasado siglo al Museo Smithsonian, donde puede ser visitado en la actualidad.