Siempre hay historias, que aunque no nos demos cuenta, siempre permanecen escondidas en algún lugar de nuestra memoria.
Justamente eso es lo que me pasó el otro día, mientras buscaba un nuevo/a protagonista para nuestras Historias con Perro, que aquí os vamos contando de vez en cuando. Su historia volvió de entre mis recuerdos y con ella su nombre.
Hoy en miperro.info, el protagonista indiscutible es: Moro
¿Quién es Moro?
Moro, era un perro callejero, que un buen día, apareció por las calles de Fernán Núñez (Córdoba) casi por arte de magia, ya que nunca se supo exactamente de donde había venido. Para unos había sido abandonado por unos camioneros, que estaban de paso, en un bar de carretera cercano, otros sin embargo afirmaban que lo habían visto por vez primera, junto al cadáver de un pobre vagabundo.
El único dato del que se tiene constancia, es que su presencia, comenzó a ser habitual en la década de los setenta del siglo pasado.
¿Qué tiene de singular?
Algo que todavía muchos no logran explicarse, y es que nuestro Moro, es el conocido como perro de los entierros.
Según se cuenta, parecía tener un sexto sentido y saber cuándo una persona estaba próxima a fallecer, ya que solía ir a sentarse o tumbarse en la puerta y solo se movía cuando todo estaba preparado para su entierro.
Una vez que todo estaba dispuesto, Moro acompañaba al cortejo fúnebre hasta el cementerio, como si fuera uno más de la familia del fallecido/a.
Incluso si la persona había muerto fuera de Fernán Núñez, esperaba pacientemente a que el coche trajera sus restos y hacía el mismo recorrido.
Muchos vecinos lo veían como un símbolo de mala suerte y rehuían su compañía, otros por el contrario le proporcionaban lo necesario para sobrevivir, agradecidos por ser uno más en el entierro de ese ser querido.
¿Qué fue de Moro?
Lamentablemente, el pobre perro, no pudo tener una muerte como la que él se merecía.
En 1983, unos desalmados (por llamarles algo bonito) le dieron una brutal paliza, que desgraciadamente termino con su vida.
La gente del pueblo, al enterarse de este suceso, excavo una fosa, donde enterraron al bueno de Moro.
En agradecimiento, doce años después de su muerte, los vecinos erigieron una estatua en su honor en un parque de la localidad.
Sirvan estas líneas para honrar a este buen animal, de cuyos sentimientos deberían aprender muchas personas.
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