Hace algunos días, conocimos por boca de una de nuestras amigas y seguidoras de Mi perro, una terrible historia, que habla muy bien de la irresponsabilidad de algunos padres a la hora de educar a sus hijos y enseñarles a tratar a los animales con el respeto que se merecen.
Una simpática mama, por decirle algo bonito, compró un precioso caniche para que le hiciera compañía a su familia y en especial a su pequeña hija de 5 años. Un niña, a la que su querida madre, es incapaz de ponerle unos límites y enseñarle, que esa pequeña bola de pelo rizado, no es uno más de sus juguetes. Pasados unos meses, en los que el pobre animal ha sido tratado por la niña como un vulgar objeto, llegó la catástrofe: su inocente dueña, se lio con su cadena y cayó de forma totalmente accidental encima del cachorro.
¿Quién se llevó la peor parte? Pues sí, estáis en lo cierto, fue el perro. Por culpa de un adulto irresponsable, ahora tiene que soportar dos operaciones para que le arreglen el desplazamiento de cadera y una de las rótulas.
¿Cuál es el fin que perseguimos con esta historia?
Dar un toque de atención sobre la importancia que tiene, enseñarles a nuestros hijos a respetar a los seres vivos.
Nuestro pobre amigo caniche, ha tenido la suerte de sobrevivir a este accidente, aunque tenga que superar dos duras operaciones, pero hay muchos otros perros y mascotas, que no tienen la fortuna de poder contarlo.
Debemos ayudarles a que conozcan cuales son las formas correctas de sujetar al cachorro para que no le hagan daño, respetarles cuando están comiendo y sobretodo, hacerles entender que ese perro que les saluda con alegría, alguien que aunque no pueda hablar, puede tener los mismos miedos y sentimientos que ellos.