En EducaGos llevan ya muchos años educando perros y por eso han atesorado una enorme experiencia, lo cual es clave en un sector tan complicado como este.
La formación es muy importante, y Javier Cot la tiene, pero al final lo que hace que el adiestramiento sea efectivo es haberlo practicado durante mucho tiempo y con cientos de perros diferentes.
Hay que socializar a los cachorros desde edades tempranas
Como ocurre con los humanos, una buena parte del carácter del perro va a depender de las experiencias que ha tenido en su infancia, de lo que ha vivido con las personas, con otros perros, a qué estímulos se ha visto sometido, etc.
De este modo, es fundamental exponer al cachorro a la socialización desde edades muy tempranas. De hecho, lo mejor es hacerlo nada más cumple con el ciclo de vacunas.
En ese momento hay que conseguir que conviva con otros animales, que esté con personas de todo tipo o que escuche ruidos fuertes. Eso ayudará a que sea un perro equilibrado cuando llegue a la edad adulta.
La educación debe empezar con la socialización
No hay que retrasar el inicio de la educación. De hecho, en EducaGos tienen clases para entrenar perros destinadas a presentar las primeras órdenes a los cachorros.
A estas edades se les ayuda a iniciarse en el paseo con correa, a enseñarle a no morder, a socializar con otros perros o a jugar de una manera sana.
Incluso se puede comenzar antes de que se completen las vacunas con unas sesiones a domicilio, que vendrán muy bien a los cachorros y a los dueños primerizos.
Hay que tener paciencia y emplear el refuerzo positivo
A la hora de trabajar con un perro hay que tener paciencia. No todos aprenden de la misma forma, hay razas a las que les cuesta más que a otras, y en el caso de los adultos hay que trabajar mucho más.
A su vez, hay que olvidarse de los castigos. Por suerte, esto es algo que se desterró del adiestramiento décadas atrás, pues se sabe que lo mejor es el refuerzo positivo, la recompensa cuando el perro hace lo que esperamos de él.
La comida es el mejor refuerzo al principio, pero luego se puede ir sustituyendo por caricias, algunas palabras de felicitación o por el juego.
Es necesario poner límites
Uno de los errores más comunes, sobre todo hoy en día, es no poner límites a nuestro perro. Hay que saber que no es un niño ni una persona. De hecho, lo peor que podemos hacer por él es humanizarlo.
Por eso, desde que es pequeño hay que ponerle unos límites para que entienda que es un perro y que nosotros estamos al mando. Esto se debe llevar a cabo de manera firme, pero sin violencia.
Algunos de estos límites pueden tener que ver con la zona de la casa en la que tiene permitido estar, evitar que se tumbe en nuestra cama, que haga lo mismo con el sofá, que no moleste a los invitados subiéndose encima, etc.